lunes, 27 de agosto de 2012

Testigos del 'no, gracias'.

Testigos del 'no, gracias'




Todos conocemos a los dichosos "Testigos de Jehová", incluso tenemos amigos o somos practicantes de esta religión, yo no lo soy (ni quisiera serlo).

Ahora, los que no lo somos sabemos cuan molesto es, en ocasiones que lleguen los testigos de Jehová por la mañana, usualmente entre 8 de la mañana y 12 de la tarde a predicarnos la palabra de Dios, palabra que muchas veces ya conocemos y no estamos dispuestos a seguir. Pero,  ¿por qué les seguimos abriendo la puerta o nos escondemos para evitarlos? ¿Por qué es tan difícil decirles que no nos importa lo que quieran decir?
En esta entrada de mi blog no voy a criticar ninguna religión, los testigo de Jehová me vendrán a servir más como un ejemplo para la reflexión que quiero compartirles en esta ocasión. En resumen, lo que les vengo a escribir hoy no es más que mi experiencia: 

Era un domingo cualquiera, donde me había levantado temprano para limpiar mi habitación, bañarme, cosas domingueras, etc., cuando escuché sonar el timbre de la casa, al ver que nadie bajaba a abrir la puerta me decidí por ir yo, y ahí estaban, dos señoras muy amables, me dijeron que venían de no sé donde a hablarme de Dios, que tal vez no lo conocía y que bla bla bla, ya todos conocemos el clásico discurso. Entonces me preguntaron si sabía lo que Dios había hecho por mí, les contesté que sí, que había dado a su hijo unigénito para que me salvara (para más información lea usted Juan 3:16, porque yo no sé bien), las señoras se sorprendieron, no entiendo por qué, si a eso se dedican, en fin, me empecé a impacientar y les dije que estaba ocupada, me preguntaron mi nombre, me dejaron una revista y se fueron.



El problema realmente comenzó cuando empezaron a ir todos los domingos a la misma hora, yo tengo un problema para decir "no, gracias", "no quiero" o un simple "no", muchos pasan por lo mismo y no es del todo nuestra culpa, en esta sociedad hemos sido educados para ser serviciales y amables con los que nos rodean aunque no estemos de acuerdo con serlo y hacerlo.

En fin, me empecé a molestar, porque yo ya no quería escucharlos cada domingo, y mi frustración aumentaba porque, como ya muchos saben, los testigos de Jehová son en realidad muy insistentes (y no los culpo, creen en lo que hacen, es de admirar), estaba molesta, yo les había dicho la primera vez que no, y estaban ahí aún.
Me puse a buscar hasta en Google cómo deshacerme de sus visitas, en realidad la señora era agradable, pero no quería, estar escuchando algo que no me interesa por mas amable que el tono fuera.

Google no me ayudó (que raro), lo único que decía es que hay que ser lógicos y groseros con ellos o pegar estampitas en la puerta, ¿es en serio? ¿quién escribe esas cosas?...  Entonces pensé, "¿Para qué me complico la vida?", y ese último domingo, cuando llegaron, los saludé amablemente y como de costumbre, comenzaron a hablar las dos señoras sobre "la palabra del Señor" y les dije: "Disculpen, en realidad agradezco su interés por mí, por el tema, pero yo ya tengo una religión, eso ya lo conozco, no me interesa, y no tengo tiempo. Gracias por haber venido y les agradecería que no volvieran".
¡Jamás había hecho eso en mi vida o algo parecido! (¡que nervios!, jajá), pero la señora bastante insistente me decía que podía cambiar de día, de hora etc., me sentí súper mal de decirle, amablemente "no, señora, ya le dije que no, gracias". Y sin más, me sonrieron, se despidieron y se fueron.

Lo que quería decir con tooooda esta historia es, que en realidad, decir "no", no es tan malo, las personas, al menos las racionales, tienen que entender que cada quien tiene sus asuntos, y pues si uno mismo, por pena o lo que sea, nunca se anima a decir "No gracias", los únicos que vamos a cargar las consecuencias somos nosotros mismos.
Yo me despido agradeciéndoles de nuevo por leerme y pues anímense, los reto a que si tienen este problema, le digan a alguien un "No", sólo para probar.


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